CANNABIS LIGHT AL POR MAYOR

Las flores de cannabis ligeras, también conocidas como flores CBD o inflorescencias CBD, son flores de marihuana sin THC (o mejor dicho, con THC en porcentajes insignificantes), pero con un alto contenido en CBD, el cannabinoide beneficioso del cáñamo. Se trata, por tanto, de flores de cáñamo seleccionadas por su alto contenido en CBD y su bajo contenido en THC que se cosechan, curan y secan con sumo cuidado para, a continuación, envasarlas al vacío con el fin de preservar al máximo sus aromas y propiedades.
El cáñamo y la marihuana, a pesar de la piensa la gente, no son plantas diferentes. Ambos son Cannabis sativa y la única diferencia es el cannabinoide dominante.

Las flores de CBD y la marihuana son dos variantes del Cannabis sativa y, por lo tanto, se parecen mucho. También tienen un olor similar, ya que este aroma depende de los terpenos que contienen ambas variantes. La principal diferencia es el contenido de THC: la flor de CBD contiene menos de un 0,2 % de THC, mientras que la marihuana puede tener más de un 30 % de THC. El THC es el que tiene efectos psicoactivos, por lo que la flor de CBD no produce el mismo efecto intoxicante que la marihuana.
Esta diferencia sustancial no es claramente visible, por lo que distinguir la flor de CBD de la marihuana es difícil si no se tiene un ojo experimentado. La experiencia es lo que más ayuda a notar las diferencias de olor y aspecto. Lo que resulta obvio incluso para los más inexpertos son las diferencias en la forma de las plantas y el tamaño de las hojas.
De hecho, las plantas de cáñamo crecen altas y delgadas en comparación con las de marihuana, que son más bajas y frondosas. Las plantas de marihuana también producen más flores en racimos densos, mientras que las flores del cáñamo están más dispersas.
Además, las plantas de cáñamo tienen hojas más finas que las de marihuana, que suelen ser más gruesas y gordas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en los últimos años, en los que las variedades de CBD son cada vez más buscadas/cultivadas, estas diferencias son cada vez menos evidentes.

No existe una respuesta sencilla a la cuestión de cuánto tiempo permanece el CBD en el organismo. Depende de una serie de factores como: factores físicos y genéticos, la última vez que se tomó, la dosis y la frecuencia de uso. En cualquier caso, el CBD desaparece del organismo con relativa rapidez. Si se consume por vía oral en unos 11-28 días, si se ingiere en pocas horas.
La mayoría de los análisis de drogas se realizan seleccionando el THC, en lugar del CBD. Sin embargo, como ya se ha mencionado, el CBD contiene trazas de THC y la eficacia y el momento de la detección también dependen de los distintos tipos de pruebas.
En los análisis de orina, el margen de detección del THC depende principalmente de la dosis ingerida y de la frecuencia de consumo, pero, en general, pueden detectarse trazas entre tres días y dos semanas después de la última ingesta.
Las pruebas capilares detectan drogas durante un largo periodo de tiempo (hasta tres meses), pero son muy poco frecuentes para el THC y el CBD por motivos comerciales o legales. Lo mismo ocurre con las pruebas de saliva, mediante las cuales los componentes de la droga pueden detectarse minutos después de la ingesta y pueden detectarse hasta 36 horas, en función de la dosis y la frecuencia de consumo.
En cambio, en los análisis de sangre, la velocidad de eliminación del THC aumenta considerablemente: apenas unas cinco horas después de la ingesta. Sin embargo, los metabolitos del THC y, por tanto, el CBD pueden estar presentes hasta una semana.
Ten en cuenta que, si los productos con CBD se consumen en grandes cantidades y de forma regular, esta prueba, al igual que las otras, puede detectarlo durante más tiempo.

Hay diferentes formas y la elegida depende de los gustos y necesidades personales. La más popular es el porro, también conocida como «canuto». Liar un porro es bastante sencillo y barato. Lo único que se necesita son papeles largos y filtros de papel. Es aconsejable utilizar un grinder, que hará que la marihuana sea más fácil de liar. A menudo se añade tabaco para reducir el coste total del porro.
Otro método es la cachimba: un objeto que enfría el humo a través del agua. La marihuana que se va a fumar se coloca ya picada en el brasero y luego se enciende con un mechero. Al encenderla, solo hay que «realizar caladas» con la boca apoyada en la parte superior, y el humo hará el resto.
El cilum es quizás el instrumento más antiguo inventado para inhalar los vapores del hachís quemado o de la inflorescencia. No cuenta con una división entre el brasero y la boquilla donde se apoyan los labios, se asemeja a un largo cono truncado hueco con una piedra filtrante en su interior. Por último, el vaporizador es una herramienta eléctrica que permite calentar la hierba sin quemarla, es decir, sin que se produzca combustión y, por tanto, es más saludable para los pulmones. Las inflorescencias se llevan hasta el punto de evaporación de los principios activos, responsables de los efectos beneficiosos mencionados. Los vaporizadores permiten ahorrar en la cantidad de hierba que se utiliza y garantizan la calidad del humo que se inhala.
Una variante popular de los vaporizadores de bolsillo es el Volcano, un vaporizador de sobremesa muy popular en los «coffee shops» de Ámsterdam. Se diferencia del vaporizador en que con un Volcano inhalas desde un globo que se infla lentamente durante el proceso de vapeo. Es la forma más sana de consumir cannabis.

Con algo de cuidado y el equipo adecuado, la extracción del aceite de las inflorescencias está al alcance de cualquier adulto y da como resultado un producto seguro. Por supuesto, no tendrá la misma calidad que los aceites de CBD profesionales que siguen métodos más complejos de extracción y filtración para lograr concentraciones óptimas. Sin embargo, es una solución viable para los que quieran probar la autoproducción y, aun así, obtendrán un producto satisfactorio. A continuación, se explica cómo hacer aceite de cannabis a través de un método sencillo y eficaz.
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